miércoles, 30 de septiembre de 2009

Soledades (Antonio Machado)


Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...


¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-.


En el corazón tenía
la espina de una pasion;
logré arrancarmela un día,
ya no siento el corazón.


Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.


La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se entubia y desaparece.


Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quien te pudiera sentir
en el corazón clavada."